Una nevada debería ser
una hecatombe de ruido sostenido
y sin embargo
¿qué hay, más silencioso?
procesa cadenciosa la nieve
aun sin respirar
cae sobre el blanco papel
y cuando está
¿Qué cosas vienen, con la nieve?
¿Qué cosas son como la nieve?
La hierba ahueca otro silencio,
sobrevive en una caja
y el tiempo de los tambores
que retumba alrededor
sobre el pesado aire grueso,
blando y blanco como losa
que luz aisla, que sepulta quietud
en la covacha de la nieve
Bajo mi capa me acuclillo
en el centro de este prado
me detengo,
donde un cercano cielo
forma el techo
de este bello vacío con detalles,
de esta oscura y blanca sala
de los gritos ahogados y afilados en la nieve.
Yo amo esta quietud,
esta sagrada y profunda
observancia que no existe
pero soy la paradoja, el movimiento
la sombra de la evidencia
soy el brillo en la cola de Moby Dick
Cuando se escurra el tiempo
en la pendiente
arrastrará mis lamas
desaparecerán las huellas
de la gente que ha ignorado,
que no quise.
Serán libres, de la hierba
la luz y su silencio
y quizás (me imagino)
escucharás el río y llamar a la perdiz,
pero ahora nieva…
Me debato
entre quietud y movimiento
Suelen estar las cumbres
peladas por el viento
(no las lomas)
quieto tanto y todo es nieve
que yo llamo (o que no llamo)
mas que pesa,
quieta nieve.
de la maravillosa Hono Huerta, 1915 (Antes de nada)
de la maravillosa Hono Huerta, 1915 (Antes de nada)